jueves, 22 de agosto de 2013

¿Por qué los ancianos?

La piba subió al colectivo en el Docke, al blanquito, como lo llaman en el barrio. Ahí se encontró, en la fila de atrás, a un nene que escribía en su celular, muy serio, muy tranquilo. Ocho años tendría. No sé, raro. Se le sentó al lado y perdió la mirada en adelante. En al respaldo de un asiento de esos, leyó "¿Por qué los ancianos argentinos son tan hijos de puta?". Raro, raro. Un poco confundida y por las dudas, se bajó del colectivo a la altura de la República de San Telmo. Para cuando llegó a la casa, unas siete cuadras a pie, ya tenía como 34 años.

lunes, 6 de agosto de 2012

Mariela y José

Si me hubieran dicho que ese amigo mío que conocí con 3 añitos iba a ponerse de novio con esa nena que a los 11 me caía tan bien que le regalé un vestidito amarillo y que después, tiempo después y con 26 años, él iba a estar muerto, a cajón cerrado… y yo ahí despidiéndolo y ella pasando con la mirada descolorida, entonces les hubiese gritado, en algún momento cualquiera, que corran mucho, muy rápido y muy lejos, para alejarse de todo esto que pasa hoy, 4 de agosto.

domingo, 5 de agosto de 2012

Cualquier día

Cinco de agosto: hay olor a primavera.

miércoles, 18 de julio de 2012

Mala suerte.

Suponiendo que uno le habla a otro y mientras le mira la boca, y el otro le habla a uno (a una, porque es mujer) y mientras le mira la boca, entonces puede decirse que apareció la sensación y después comieron perdices. Pero esto no es más que una suposición, así es que no, sólo charlaron un rato y más tarde se perdieron entre la gente. A niveles medios, la fiesta estuvo buena.

viernes, 29 de junio de 2012

Catarsis peatonal

Cuando Claudia se da cuenta que está sola, sale a la calle un rato a caminar y entonces tropieza con una baldosa rota, interrumpe su propia puteada y mira alrededor para encontrarse con una señora de tapado rojo que está por cruzar en la esquina, un vendedor de artículos varios poniendo cartelitos en la vidriera, una madre con dos hijos llevando una mochila al hombro y otra con rueditas, un verdulero comiendo una mandarina con la mirada perdida en el sol y con una vieja que camina lento y está por pasar a su lado pero que se frena y dice, sonrisa previa, "hay que tener más cuidado, esta vereda está así hace años". Así es que a Claudia ya no le importa estar sola.

jueves, 31 de mayo de 2012

12 días de lluvia cosmopolita.

Basta, Humedad, ¡basta! Y paró de llover. Después la chica, mal acostumbrada, se olvidó de regar las plantas; y para no ser menos se puso tetas de silicona.

jueves, 24 de mayo de 2012

La lengua de los otros y el vendedor de pan.

Entre el pan y el mimbre, Horacio se asoma en la boca de la ciudad. Con una sonrisa convida porque sabe, sabe muy bien, que el secreto no está en el tomate, en el jamón o en la cebolla; sino en la radio, fiel compañera que suena ahí, tapada por las voces de su montón de amigos que pasan, se quedan, van y vienen, mientras él hornea.

jueves, 10 de mayo de 2012

En la terraza.

Éste es el pájaro que trae ritmo a la noche y canta a las seis mientras papá se queja. No sé, nosotros estamos en rojo.

viernes, 20 de abril de 2012

O me caso con un chino o mato a mi abuela.

Puse a hervir chauchas. Se quemaron cuando se evaporó toda el agua. Mientras las veo chamuscadas recuerdo a mi abuela diciendo que cocino bien. Hace dos días lo dijo, ni que yo haya cambiado. Pero sí, cocino bien, bien cocidas quedaron las chauchas. Mi abuela era cocinera, por eso cuando se muera le voy a pedir de herencia galletitas. Hasta que eso pase, las seguiré comprando en el mercado chino de a la vuelta porque la base de una vida plena es la alimentación sana y saludable, ¿y quién no quiere una vida plena?

jueves, 19 de abril de 2012

La mejor mitad.

Encontrándose Martina entre las distintas opciones que hacer una vez que saliera de la sede de su facultad en el barrio de Boedo a las 22.30, dudó por un instante entre elegir bien o no hacer nada y sentarse al cordón de la vereda, sacar un libro, un pucho y un café de la cartera. Como esto último era algo que no existía, porque café en la cartera no se lleva entre las personas comunes y corrientes que viven en los barrios del sur, Martina miró el libro (Joyce), recordó la página por la que iba y le dijo “¿Lo querés?” a un nene que estaba a unos metros, mirándola. No contestó, siguió revolviendo un contenedor. Martina entonces vino para mi casa, acaba de tocar timbre y yo ahora le tengo que explicar que me colgué y no cociné nada porque me llamó mi novio y estuvimos hablando como una hora y media por el celular.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Cara


Cuando cara de piedra es lo mejor que ponés para sentir placer, mejor mejor mirate en un espejismo de cristal y volate un viajetón sinfín. ¿O acaso no sos un toro?

[*palabras de todos un poco y pinturas de María de las Galaxias.]

viernes, 4 de noviembre de 2011

Ocho de mayo de 2011

Daniela tiene algo en la cintura que la está molestando y le hace dormir las piernas. Después lo llamó Joaquín.

viernes, 12 de agosto de 2011

Improvisadas

No te escucha porque no está concentrada en lo que decís. Capaz decís cualquier banana o capaz estás en otra frecuencia, otro lugar, otro momento pero acá no. No te escucha, esa es la cuestión por la que vos estás gritando como un desaforado vestido en pijama, con las luces de la habitación medio bajas, el café frío que tiembla en cada golpe y la notebook encendida que, si tuviera vida, se moriría de ganas de colgarse, tildarse, apagarse. Y ella como si nada, en parte te considera un chiste y en parte no le importa. Está vestida para salir, no sabés que es viernes a la noche? Por qué tomás café si hay tanto whiscola ahí en la calle?, te pregunta. Y vos, gritos sordos. Por mi parte, ya no sé cómo decirte. Seguí buscando mujeres fatales por Facebook y seguí dejándonos a nosotras a un lado; pero no te quejes, después, cuando no te lave más la ropa.

lunes, 2 de mayo de 2011

José, María, plaza



Yo lo miro y lo envidio, la verdad que sí, ahí tranquilo al aire libre, quizás pensando en nada. A ella también, también la envidio un poco, pero más lo envidio a él. Ojalá se junten estos dos, de corazón, hacen linda pareja. Ahora solo quiero dormir. El de la cámara, por favor, ¿podría dejar de tomarme fotos?

[fotografía de Jose Maria Plaza]

miércoles, 27 de abril de 2011

La (vieja) heladera

La heladera tiene una perilla con siete numeritos. Del 1 al 7, para ser más exactos. Te pensás que está hablando de los grados centígrados? Yo también, llegó el invierno, la puse en 7. Se me congeló la leche. No importa, sé que es algo que le podría haber pasado a mi papá. El problema es que también sé que nos podría volver a pasar. Por eso, por eso mismo ya no vamos a cambiar la heladera.

martes, 19 de abril de 2011

Era ese instante el presente.


Un viaje más para el recuerdo, porque la vida es una y hay que aprovecharla.
Los únicos sentimientos que había ahí pasaban efímeros y se quedaban entre las montañas. Con cada luz nos levantábamos para tomar la ruta al norte. Árboles bajos a un lado. Basura al otro y frió adelante. ¿Podíamos seguir yendo al norte, como anhelándolo, si veíamos lo oscuro que se ponía? Podíamos. ¡Y allá vamos! Mientras tanto cada uno piensa en lo suyo. La vida, la música, la felicidad, qué hago acá... Mejor conversábamos. Un largo viaje, ¿no? Un largo viaje. Lindo día nos tocó. Sí, qué suerte.

*Fotografía de Emiliano Yaber

sábado, 26 de marzo de 2011

Barrio culinario


Hola a todos, buenas tardes, cómo están? Estamos muy contentos de estar acá, de poder estar con nosotros, que nos acompañen en esta inauguración que busca darle al barrio una pizca extra de calidad en sabores helados, en artesanías heladas como pueden leer en nuestro slogan; y por eso les brindamos acá a mi derecha los nuevos imanes en 3D para que puedan hacer su pedido por teléfono, celular, nextel o twitter, en el día de su aniversario, en reuniones casuales y eventos de todo tipo… Hacemos entregas gratuitas a partir de las 10 de la noche, para ustedes, nuestros agasajados, con motos de primer nivel y cucuruchos de regalo… Llámennos y serán atendidos por personal especializado que responderá todas sus dudas y consultas; así que ya mismo los invitamos a probar nuestro Chocolate de Frambuesas Negras y el Limón Achampagnado con Cascaritas de Nuez…
Sí, perdón? Cómo me dice, señorita? Vigilante?... ahá, no, no no, fresco y batata no tenemos… no, ni fresco ni mar del planta…

miércoles, 23 de marzo de 2011

Temperley Lawn Tennis Club


Ok. Es de noche. Él me dice que arranque, que escriba, que lo cuente. Yo no escucho, no se escucha nada. ¿Qué? ¿Que te cuente qué? Y el reggaetón suena de fondo. Encerrada con él, escuchamos. ¿Quién habla? ¿Quién rechina? ¿Qué hace un animador poco entusiasta hablándole a la nada? Hay una fiesta, digo, por allá, al aire libre, a los gritos, a nadie le importa y el tipo grita, habla, se microfonea. Groso, se cree groso. Pero nada que decir tiene este animador, nadie hace como que le presta atención, ¿quién fue el inconsciente que le subió el volumen?

En el Lawn Tennis Club de Temperley la gente se pone una máscara y pretende disfrutar, de estar ahí,  de no ver, no escuchar, de no sentir, supongo. Algunos se despabilan y salen derechito por la puerta de adelante en busca de bailar de verdad. Esa fiesta es un fraude, eso no es una fiesta, eso no es un fiestón. Eso piensa ella y también lo creo yo, eso piensa el que se quedó afuera y los otros que acaban de salir entre risas y champagnes. Sí, porque no es tan difícil avivarse. ¡Gritalo, nena! ¡Escribilo!


Ok. Ahí voy. Escuchen bien, viejos vinagres: Tu fiesta privada nada tiene que ver con mi bailongo.

sábado, 12 de marzo de 2011

Razones para frenar antes.

Estás en auto. Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, casi da igual. Llega la esquina, llegás a la esquina? O frenás antes? Frenar, frenás, según dicte el semáforo, una senda peatonal o una vieja cruzando. Frenás. Pero a veces, y sólo a veces y por suerte a veces, frenás antes. A saber, si te acercás con tu coche a la esquina de Av. San Juan y 9 de Julio, por ejemplo, y ves a un che pibe amigo con una esponjita en la mano y un baldecito en la otra, frenás antes. En especial si el agua del balde con la cual pretende limpiar tu parabrisas se ve tan marrón como de costumbre. Pensás en decirle que no, gracias, en sostenerle la mirada con cara de amenaza, en esquivar la mirada para que ni te pregunte, en darle una moneda a cambio de que NO te preste el servicio, pensás al pedo. Nada funciona. Frenás antes.

Pero si la paranoia te gana cuando estás llegando a una barrera que casualmente te convierte la calle en ‘sin salida’… Te lo digo de vuel…? Frenás ant… No sea cosa que por alguna cosa de esas que pasa en las películas (y creés que también en tu vida real), tengás que salir rápido marcha atrás porque un contingente de coreanos armados te persigue y... Nah, te detenés antes de la esquina y doblás a la derecha antes de que…

Y con 36°C? Ni hablar, ni habl. Martes, 3 de la tard. 16 de ene. Qué importa el año. Sol que raja la. Semáforo en. Esquina, no árbo. Y a mitad de cuadra, un Ombú. Frenás. Antes. Bien sombra, bien.

Otras veces, para mi regocijo personal, sos como yo: ni siquiera tenés auto.

jueves, 17 de febrero de 2011

María y Juana

En la plaza de los árboles estábamos, habíamos llegado en colectivo. El 151, a dos cuadras paraba. Lleno de viejas, lleno de pendejos, los domingos eran así. El domingo anterior no, nos costó salir pero fuimos a otro lado, no sé a qué. Igual el bondi estaba vacío, la excepción a la regla. Está lleno de reglas boludas. Y boludeces que rompen las reglas, sí. Nos pasó que buscábamos la llave por todos lados y nada. Estaba colgada, como película de terror jolivudense, con un cartel frente a la puerta. ¡Salimos rápido, por las dudas! El miedo nos hace reír.

martes, 8 de febrero de 2011

Sueños



¿Esta noche querés recorrer el mundo? Vení a comer camarones ahora.

miércoles, 26 de enero de 2011

Coso cíclico


vos
me vas a hacer mejor persona

me estás
me estás haciendo mejor persona
mejor que quién?
que yo misma?

siempre nos vi a la par

me gusta caminar de la mano

miércoles, 5 de enero de 2011

El ángel de Juana no.

Fue el otro ángel. Vale la aclaración porque mientras María aguantaba las lágrimas al borde del llanto desesperado, y con anteriores cuatro llantos en dos días, no sabía que era otro ángel el que se estaba cayendo y que uff, se rompió en setecientos pedazos. Tres, quizás tres pedazos. Y eso que lo miró al ángel, le miró la carita de cerámica entera pero en el piso y sin brazos ni piernas. Lo miró, hizo más fuerza para que no caigan las lágrimas y miró para otro lado. Seguir no lo podía seguir mirando. Todo roto, ahí, justo ese día. Justo ese ángel. María convencida de que el roto era ese ángel.
No es que ella estuviera haciendo nada importante en el momento de la caída ni que estuviera distraída, sólo buscaba ropa para vestirse. No es tampoco que esos días fueran graves. La depresión, nomás, la depresión. El ángel era regalo del cielo y al verlo hacía música. Sí, al verlo se escuchaba. A ciencia cierta esto, porque la abuela Juana se lo había regalado en forma de esas cajitas que tienen cuerda y ya se sabe, música maestro.
Así fue, entonces, resumiendo, así fue como María empezó a creer. Creer. Creer se cree cuando de tu placard vuela un ángel en picada y se suicida contra el piso y vos querés llorar, una vez más, porque tu abuela en cenizas y la cajita musical con el ángel en la tapa son los únicos recuerdos guardados. Y ahí, ahí mismo pero cinco minutos más tarde te das cuenta que el caído no fue ese ángel sino que fue otro ángel. ¿Te das cuenta vos? Te das cuenta que siempre tuviste dos ángeles guardados y que el otro, no sé, tres pedazos hicieron falta para que lo veas. Tres.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ribate

Alguien ha secuestrado mi pendrive gris. ¿Alguien? Mi pendrive gris ha sido secuestrado por las oscuridades. O peor aún, por la luz diurna. Quiero que me devuelvan mi pendrive gris. Reclamo que me lo devuelvan. No es cualquier pendrive y, si así lo fuera, ¿acaso no tiene derecho cualqueir pendrive a ser feliz en su lugar de origen sin que luces o sombras anden por ahí secuestrándolo??? ¿No tengo yo, su amiga incondicional, feamente llamada 'dueña', derecho a dejarlo ser en cualquier lugar de la habitación, departamento, edificio, barrio o ciudad?? Eh? Esto no puede ser así o no debe ser así. ¡Porque no! ¡No es así la cosa! El amarillito siempre vuelve... yo lo dejo y él se va, pasea con Perón y vuelve, pasea por Dock Sud y vuelve... la pasa bien, digamos. ¡Ése es un pendrive feliz! ¡El amarillito es feliz! ¿Y el gris? ¿Qué se creen? ¿Qué por ser un pendrive gris lo pueden secuestrar así como así y que nadie se de cuenta?? Huelga de hambre, señores, huelga de hambre a partir de que me termine este churrasco porque YO QUIERO MI PENDRIVE GRIS. LO QUIERO ACÁ, CONMIGO, PORQUE ES DONDE DEBE ESTAR
Yo no sé, ya no sé. Por favor, si alguien lo ve, me avisa? Ribate se llama, lo llamás y viene, tranquilo, solito, se porta bien... sí? me avisan? Sí, recompensa también pago, sí, Ribate, acordate del nombre.
Ahh. Ahí está, ya lo ví. Je.

jueves, 28 de octubre de 2010

Pensar en Sara.

Y el pibe entonces pintaba, usaba las manos. Sara se llamaba. Usaba el hierro, el papel, la madera. No, el papel no, me equivoqué. El papel lo usaba ella, a quien llamaremos Nora. Nora, con N de Nadie. Y acá están estos dos, que no tienen nada que ver entre sí pero algo se conocen. El pibe un día viajó unos cuantos kilómetros, unos 400 pongámosle, sin saber para qué. Se quedó en Baires porque se quedó, sin causa aparente ni escondida. Pasaron los días y con toda su inocencia consiguió un laburito. Nada importante. Tampoco tanta era su inocencia, supongo. Pero ahí nomás se cruza con Nora, que en realidad fue quien le dio laburo, y nada. No pasa nada, apenas se conocen, ya lo dije. Él se concentraba en el aire y momificado se quedaba mirándolo. Sí, lo podía ver, medio extraño. Medio extraño el pibe y medio extraña su capacidad de mirar el aire, pero les juro que no miento. Y ella nada que ver, sólo necesitaba alguien que le haga un trabajito y se le ocurrió darle una mano. Pero algo, a los cinco minutos de contratado, le sorprendió. Algo que le generó algo. Algo que tendría que ver con el enduído seco. No sé qué significa, perdón que no pueda contarlo. Cuestión que Nora ahora está sentada lejos de Baires, muy lejos, con una hoja en blanco adelante pero intentando ver el aire. El aire, es el aire la clave. Respirá profundo, Nora.

jueves, 2 de septiembre de 2010

La casa de Wilde

Estoy parada y miro desde arriba. Imaginate que es un rectángulo de varios metros, más largo que ancho. Yo estoy sobre la esquina izquierda, pegada a la puerta que sale al jardín. No veo la puerta, estoy por encima, me tapa el techo de tejas. Es planta baja tu casa, ya sé. Desde acá arriba veo la parrilla, de esas bien completas pero ya algo baqueteada. Es de ladrillo, como la pared medianera, que a su vez es bastante baja. Típico de barrio. Hay una mesa de madera larga, con bancos para muchos hambrientos, paralela a la pared y a la parrilla. Nace abajo del techo, no veo dónde nace. Tampoco veo dónde termina tu jardín, hacia el fondo está todo oscuro. El día está nublado pero con sol. Típico día para hacer un asado, típico de barrio. Es verano, claro. En la punta de la mesa que llego a ver hay un par de vasos. Uno es azul, vidrio transparente. El otro es de plástico, verde y alto. Hay un poco de vino en cada uno, y algunas moscas andan por ahí también. El pasto está desprolijo, pero corto. O la mayoría del pasto, al menos, está corto. Quizás es obra de Felipe, que ahora está descansando del calor en algún lugar que no llego a ver. No sé si tiene cucha o no, no la vi. Seguro que no. Pero se nota que tu perro anda mucho en el jardín porque hay pedazos de tierra, pasto muerto.
Parado frente a la parrilla estás vos, en cuero y bermudas. La estás limpiando, lo sé porque todavía no veo humo ni siento el buen olor a carne que vas a hacer en un rato. Pero estás de espaldas a mí, porque vos estás sobre el lado oeste y yo te veo desde arriba, desde el este. Es un mediodía tranquilo, te levantaste justo a tiempo para salir al sol. Ya sé que te dije que está nublado, pero quema igual, vas a quedar todo colorado. Ahora no te das cuenta porque cantás. Cantás desde adentro, concentrado en ese tango que suena en el grabador con cassette que está al lado tuyo, sobre los caballetes.
Y eso. No te puedo contar más porque no me quedé a almorzar, pero algún día nos podemos quedar juntos, querés?. Sí, algún día te voy a invitar a tu casa de Wilde, tal como yo me la imaginé.

sábado, 14 de agosto de 2010

Mi teoría relativa

Me dispongo a escribir sobre la teoría de la relatividad, encausando mi opinión al respecto y dejando satisfecho a cierto comentario desconocido que me motivó a tal fin. Nótese que me monto a esta ardua tarea sin tener idea de cuál es el significado de la palabra ‘encausando’. Asimismo, Microsoft Word me señala que dicha palabra existe: no la veo subrayada en rojito cuando la escribo. Por tanto, prosigo.
Que la real academia española se apiade de mí.
Hace escasos minutos un susodicho desconocido me dijo algo indescifrable y mi mentalidad estrecha interpretó: tengo que opinar sobre la teoría de la relatividad. Así es que acá estoy. Nótese, ahora, que no tengo ni idea de cómo es la teoría de la relatividad. Mi padre me dirá bruta por este vago conocimiento, pero yo, disimuladamente, ingreso a Wikipedia cual fuente de máxima confiabilidad para comprender, en un abrir y cerrar de ojos, de qué trata la famosa teoría que aquí nos compete. Ahora bien, luego de la breve lectura, no tengo opción más que dejarle un mensaje a mi padre: Sí, pá, seré bruta, porque no entendí un carajo.
Dada la viabilidad de los hechos recientemente sucedidos, paso alrededor de tres minutos frente al monitor cubierto de polvo pensando en qué lástima, tenía ganas, mas no seré capaz. ¿Qué otras ganas puede tener este cuerpo indecente de hacer, decir, o escribir para levantar tan baja imagen intelectual? La granola crujiente. Sí, la granola crujiente, me encanta la granola crujiente. Dejo constancia que ayer gasté doce pesos en 300 gramos. Y siendo que acabo de concluir la ingesta de mis doce pesos, he aquí la relatividad del problema: no tengo más granola y no tengo más plata. El Sr. Quaker tiene granola de sobra, y de plata ni hablar. ¿Quién tiene el problema? Recordar que yo no me gano la vida vendiendo granola… Pero es cuestión de tiempo.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Hago, luego soy, y punto

Levantarse temprano, más temprano que cualquier otra mañana. Tu mamá, tu pareja o tu propia conciencia actúan en contra de tus intereses y te presionan para ir. Te obligan a ir hacia algún lugar, aún sabiendo que te querés quedar. ¡Arriba remolona! Ir para adelante, hacer.
Podés empezar la semana con ánimos de frustración por saber que faltan horas y horas para llegar a un fin. Tus seres preciados te empujaron a arrancar y parecen no notar que esto es una molestia. El principio del fin. El fin del fin. El fin. No. Es el principio. Hay que salir, ir par adelante, hacer. ¿Qué me pongo? Algunas sonrisas, una bufanda roja, talento en la cabeza y guantes de fuerza. Es que el lunes pasa intenso entre queja y queja y pies izquierdos.
Miércoles. Falta poco para el merecido descanso. Eso es lo que querés ver. Antes era el Apocalipsis, ahora es el vaso medio lleno. Lleno de cansancio, discusiones, trabajos. ¡No! Lleno de pensamientos positivos. Una vez más, te intentás convencer. Sólo porque ya estás convencido de que el fin de semana es la gloria. Después de todo, dicen que la realidad es una interpretación, y si interpretás a un elefante rosa subido a tus hombros por algo será. Faltan dos días para merecer tu descanso.
Llueve. Lo único que te faltaba, dirás. Te mentís. Ponerse en víctima es lo más fácil. Te faltan tantas cosas, es la verdad. Pero la lluvia puede ser útil. El agua lava, dice Luis. El agua da vida. Dos litros de agua por día. Pero no se puede tomar la lluvia. Tomarse la vida con calma, apreciar las pequeñas cosas, disfrutar los momentos. Montones de clichés te hacen falta creer. Maldito aquel que te despertó el lunes.
Cinco días hechos, no fue tan malo. Sobreviviste. Sobrevivir es clave y agotador. Sería mejor mutar, que lo necesario para el día a día venga en uno y no requiera de un esfuerzo, sino de un disfrute. Si sobrevivir se simplificara en alguien que superó un tiempo, se podría ver distinto. Vivir por demás. Placer y momentos plenos. Alegría, pasión.
El cambio llega el viernes por la tarde. A las seis y diez precisamente. Ir, venir, salir, estar. Salidas con amigos, tardes de compras, domingos en familia. Pero no es suficiente. ¿Por qué no? ¿Qué se necesita? Necesitas tanto, creés. Es problema tuyo. Justamente, es problema. Mejor sería la vida más allá de la vida. Ser feliz. La realidad la crea uno, la vida también.
Probemos con un cambio de actitud.
Que te despierten siempre, pensás, que no te dejen dormir. Es el principio de algo mejor. Siempre es el principio. No hay fin, porque nada muere, ¿todo se transforma?
Miércoles. Los días son un éxito. Quisieras más tiempo para seguir disfrutando. Esperás que todo pase lento, siempre mantenerte ahí arriba.
Al mal tiempo, buena cara. Cinco días repletos, querés más. Y más llega. Cada momento es momento si lo pudiste percibir. Sentir. Todos son importantes, todos te forman, te transforman, te hacen ser.
Y así, entonces, sabés: vivir es el motivo de vivir.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Fui a buscar una birome

- Estoy teniendo problemas mentales Quique, lo digo en serio. Ayer a la noche estaba mirando la tv y comiendo tarta, cuando pensé en ir a buscar un cuchillo pero me daba fiaca. Seguí mirando la tele y en un momento me paré totalmente decidida a buscar una birome y pensé algo así como "ah buenísimo, ya que voy a agarrar esto aprovecho y agarro el cuchillo". Y bueno, me paré, fui hasta la cartera, busqué una birome, la saqué. Me la quedé mirando y… ¿para qué quería yo una birome? No tenía ningún sentido, no tenía por qué agarrar una birome. No estaba escribiendo ni por escribir ni nada por el estilo, estaba mirando America’s Next Top Model.
No sé por qué estuve varios segundos convencida de agarrar una birome. No fue que me olvidé para qué quería la birome, sino que jamás necesité una birome!! Mi cerebro me mandó a buscar una birome y yo no necesitaba una birome!!!
¿Por qué fui a buscar una birome? Además no sabés el entusiasmo que tenía. Era como que ¡qué buena idea ir a buscar una birome! y encima, de paso, voy a buscar el cuchillo para cortar la tarta! Y después darme cuenta que no tenía ningún sentido la birome... ¿por qué fui a buscar una birome...?

- Porque es tu amiga.


martes, 3 de agosto de 2010

Casan


Llega la policía armada, con palazos, botas e intenciones. Se ven los griteríos, las corridas, las caras de enojo y las de tristeza. Para la izquierda y para la derecha, huyen los muñecos de madera, a mano alzada los cuadros pintados, las pulseras y collares, el hilo encadenado. Quedan pinceles, alambres, cositas. Todo pisoteado, y los trapos tirados.
Anselmo grita basta, con la locura en colores. Unos cuantos cierran los ojos y ven represión, agresión, opresión. Nada de eso, nada de eso. Anselmo pregunta qué pasa, pregunta por preguntar. Este policía responde: Momento, por favor, ¿acaso podría decirme el precio de aquel anillo pintado?